En 1997, un automóvil de chapa oficial venía circulando a velocidad normal por una avenida de San Pablo. En el automóvil, nuevo, caro, viajaban tres hombres. En un cruce, los paró un policía. El policía los hizo bajar y durante cerca de una hora los tuvo manos arriba, y de espaldas, mientras les preguntaba una y otra vez donde habían robado ese automóvil.
Los tres hombres eran negros. Uno de ellos, Edivaldo Brito, era el Secretario de Justicia del gobierno de San Pablo. Los otros dos eran funcionarios de la Secretaría. Para Brito, esto no tenía nada de nuevo. En menos de un año, le había ocurrido cinco veces.
El policía que los había detenido era, también, negro.
Fragmento de: "Patas arriba. La escuela del mundo al revés".
Eduardo Galeano
6 comentarios:
Zarpado.
Es casi casi cómico como el mundo está patas para arriba ¿no?
Volví a pensarlo... y perteneciendo a una minoría que constantemente se autoexcluye y subvalúa ¿cómo no hacer algún otro comentario? y es increíble cómo los valores sociales se nos están en lo más profundo, inclusive cuando son en detrimiento nuestro... lo que me pregunto siempre es ¿habrá que superar eso? o por el contrario deberíamos dejar que fluya y conceptualizar a algunas personas (por lo general minorías) como 'inferiores' o 'menores'. De momento se me ocurre que un poco de cada una... probablemente esté equivocado, pero el tiempo, la reflexión y la acción me dirán algo más.
Saludos....
I Love E. Galeano.
Es un gran libro Patas para arriba.
Le dejo un cariño,
Lucy.-
Rafa: sin más palabras.
Fero: creo que la conceptualización de personas como "menores" es uno de los peores y más constantes errores de la historia. No estoy de acuerdo.
Lucy: Un gran gran libro. Creo que debería ser más leído de lo que lo es.
Si, es un constante error de la historia. Acuerdo. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que la historia somos nosotros; y ahí es que relativizo el tema, ese es mi lado más conservador de todos. Ahí, donde hay que poner parámetros y fijar postura, donde no hay nada prehecho, donde es uno mismo quien decide, es donde suelo fallar y mi costado más miedoso aparece en escena. En ese instante no entiendo que el hecho de que algo esté bien o esté mal es una decisión y como tal habría de tomarla con algún parámetro que yo mismo establezca.
Gracias Bruno por señalarlo... ese, es un constante error (por así llamarlo) en mi cabeza... [estoy atento a él, aunque no siempre lo logro detener]
Saludos...
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